En toda
la cuenca de Gallocanta la flora irá variando
en función del relieve y de su proximidad a la
laguna.
De esta manera en las laderas de las sierras podremos
encontrar bosques de encinas, robles
y quejigos. Mientras que en las llanuras
alrededor de la laguna, aparecen cultivos de cereal
y algún campo de azafrán.
En los márgenes de la laguna, los aportes de
agua dulce de los arroyos permiten que se formen praderas
húmedas y juncos en los suelos
más encharcados.
El aumento de la salinidad, conforme nos vamos acercando
a la laguna, nos ofrece un espectáculo de prados
salinos donde destaca la Puccinellia pungens,
una planta endémica de la zona que florece en
el mes de julio con diminutas flores verdes-purpúreas.
Forma enormes céspedes sobre los suelos salinos
de la laguna pero sin llegar hasta el agua. Está
contemplada como especie en peligro de extinción.
Ya en los bordes, sólo las plantas halófilas
consiguen sobrevivir adaptándose a la salinidad
del terreno, formando playas de limos salinos (tarquines)
habitadas por especies como la Salicornia
ramosissima o mamellada, la Frankenia
reuterii o tomillejo y las espinosas Salsola
kali. Los carrizos (Phragmites
australis) y las espadañas (Thypha
sp.) con sus tallos emergentes y raíces
bajo el agua, aparecen en los lugares donde el aporte
de agua dulce es mayor.
En las aguas de la laguna, de alta concentración
salina y escasa profundidad, encontramos algas verdes
(Chromulina, Nannochloris)
y cianofíceas (Spirulina),
al igual que otras especies en el zooplancton.
Mientras que en los fondos de la laguna, densas praderas
subacuáticas de fanerógamas filamentosas
(Lamprothamnium papulosum,
Chara galoides,...) cubren
los fondos y sirven de alimento a los grupos de aves
buceadoras que se reúnen periódicamente
en Gallocanta.